domingo, 28 de febrero de 2016


transformación cultural

Para poder tener una visión más o menos clara de la realidad que aqueja nuestro país e intentar comprender un conflicto que a todos en una u otra forma nos afecta es necesario tener en cuenta que la crisis de la que tanto nos quejamos y que nos venden a través de los medios de comunicación no es asunto de dos, diez o veinte años; de hecho la historia como tal, es el recuento de la anormalidad de los hombres, es el seguimiento de la crisis constante de los hombres a la cual Colombia como es natural no ha logrado escapar, y la cual ha sido su constante desde antes del proceso de independencia y conformación como un Estado Nación.
La configuración actual de Colombia se dio durante el siglo XIX, que fue un siglo de contradicciones, y enfrentamientos de tipo ideológico, político y social, por eso es necesario que a partir los aportes de diferentes teóricos se pueda contextualizar el escenario de nuestro país en el siglo XIX.
El problema inicial a desarrollar es el del concepto de Nación y la formación de éste en las élites criollas del siglo XIX, a partir de lo cual se desarrollan una serie de temáticas de carácter económico (librecambio y proteccionismo), social, político que giran entorno a coyunturas de tipo religioso y étnico-racial, lo que hace muy interesante es te estudio.
No se pretende hacer un recuento sistemático de datos históricos del siglo XIX, Sino tratar de articular una reflexión en cuanto a los problemas planteados tomando como referentes algunos autores que se citarán en su respectivo momento y que han analizado con detalle alguno de los aspectos arriba mencionados.



Como consecuencia de la independencia de América con España, todo el continente cambio su estructura política hacia la división de los territorios en pequeñas soberanías, siguiendo las grandes divisiones administrativas coloniales.
Cada región de éstas se convertiría en el futuro en un Estado Nación, no sin antes haber pasado por un complejo proceso de transición de sus estructuras coloniales económicas y políticas a unas “modernas” avaladas por las ideas de la ilustración traídas a América por la naciente clase criolla.
La sociedad, economía y educación colombiana en el siglo de la consolidación nacional presenta diversas etapas, problemas, intereses de los grupos sociales, etc., que van a determinar la dinámica histórica de Colombia.
Antes de entrar de lleno a considerar la consolidación nacional y sus etapas, es importante observar el fenómenos como por ejemplo ¿por qué los hombres quieren a las naciones y están dispuestos a morir por ellas lo mismo que a odiar y matar en su nombre?, ¿En qué radica la sensación personal y cultural de pertenecer a una nación?.
Benedict Anderson examina la creación y la difusión mundial de las “comunidades imaginadas” de la nacionalidad. Anderson analiza los procesos que crearon esas comunidades: la regionalización de las creencias religiosas, la decadencia de antiguos reinos, la interacción entre el capitalismo y la imprenta, el desarrollo de lenguas vernáculas de Estado y las cambiantes ideas sobre el tiempo. Muestra cómo un nacionalismo que se había originado en las Américas fue adoptado y adaptado por movimientos populares y por las potencias imperialistas en Europa, y en Asia y África por las resistencias antiimperialistas.
Anderson, rechaza las posiciones esencialistas que arraigan la nación en elementos objetivos (suelo, lengua, historia, costumbre, etnias) y se inclina a una definición constructivista: las naciones son artefactos fabricados por los nacionalismos, o sea como él mismo título del trabajo citado: “Comunidades imaginarias”. La pregunta por la nación expresada en ¿qué es una nación? ha sido desplazada por otra: ¿cómo se construye la nación?. Anderson se aproxima al primer cuestionamiento cuando afirma que una nación es “una comunidad política imaginada como inherentemente limitada y soberana.”



Sin embargo otros autores, como Ernest Gellner, sostienen que si se considera al nacionalismo como una ideología de unificación, éste antecede siempre a la constitución de las naciones. Caso contrario, el nacionalismo se apropia de las culturas y sobre ellas funda las naciones. La pregunta por las relaciones entre nación y cultura supone una anterior que abre un interrogante sobre la cuestión temporal: ¿cuál es el elemento que funda a los demás? El sentido de pertenencia a una comunidad se reafirma en ciertos elementos objetivos (la lengua, el suelo, la historia) que concretan, hacen tangible ese sentido: los límites definen territorios, sean geográficos o simbólicos.
Si se aborda la definición de Anderson en donde explica que una nación debe estar compuesta por varios conceptos fundamentales, se haría referencia a una identidad común, un proyecto unificador, una cultura en la que cualquier individuo puede identificarse. Anderson nos explica, que una nación es una "comunidad imaginada" por que ningún ciudadano, llegara a conocer a todos sus compatriotas por más que la nación sea pequeña, pues “los miembros de la nación más pequeña no conocerán jamás a la mayoría de sus compatriotas, no los verán ni oirán siquiera hablar de ellos, pero en la mente de cada uno vive la imagen de su comunión” Sin embargo para que se pueda hablar de nación, debe existir un número considerable de miembros que se consideren parte de ésta y que se comporten como si así ocurriera.
Otro elemento que considera que es considerado por Guellner cuando se habla de nación, es el concepto de Estado, concepto que es retomado desde la perspectiva Weberiana en donde se considera como “El agente que detenta el monopolio de la violencia legítima dentro de la sociedad.” Nación y estado así emergen cada por su lado, el nacionalismo sostiene que son dos partes de una misma unidad, sin embargo estas no son condiciones estrictamente necesarias.
Ya más centrados en el escenario Colombiano, autores como König pueden presentar cuestiones más adaptadas a nuestro contexto. En el documento revisado para el presente ensayo es interesante observar la convicción de que hasta el momento no existe ninguna definición general satisfactoria del nacionalismo, ya que todas las usuales se basan más en las formas exteriores, que en sus condiciones de surgimiento y las funciones que va asumiendo en los distintos momentos. Es por ello que el interés del autor se centra en analizar su carácter funcional e instrumental. En éste texto, el autor Revisa las distintas definiciones de los conceptos "nación" y "nacionalismo", para llegar a la conclusión de que, en vez de partir de un concepto de validez universal, el historiador debe preguntar por el sentido y el contenido que en un momento determinado los actores históricos han dado a su concepto de "nación" y por los criterios y objetivos con que ellos han promovido la unidad nacional.
En este sentido nación puede ser entendida como un "proyecto nacional", una idea o un "orden imaginado", definiciones que permiten considerar y respetar las realidades cambiantes y las modificaciones de una nación en el tiempo. El nacionalismo, por su parte, tampoco puede ser definido de una manera abstracta y general.
König Parte de un modelo de crisis del desarrollo político y relaciona el nacionalismo con los problemas de cambios estructurales con que se ven enfrentadas las sociedades en el transcurso de su modernización social y política. Así es posible conocer los orígenes del nacionalismo y explicar las diversas formas y funciones que éste ha desempeñado en una sociedad para responder a ciertos problemas del desarrollo, los cuales serán desarrollados más delante.



El trabajo de König se podría decir que sintetiza las condiciones de surgimiento y las formas de desarrollo del nacionalismo en diferentes etapas del proceso de construcción del estado y la nación en la Nueva Granada, interrogándose sobre el significado del nacionalismo en el proceso de la construcción de la nación en Colombia, para así valorarla diferenciadamente en sus funciones y tendencias.
La investigación concluye que en el período entre 1750 y 1856 existió una muy estrecha relación entre el nacionalismo y un muy amplio proceso de desarrollo político y social, la modernización. El nacionalismo surgió como respuesta a cambios estructurales (influidos tanto desde adentro como desde fuera) en el dominio del estado y de la economía, como reacción al limitado margen de cambio social y regional, pero también como protesta por el desmesurado déficit de modernización que caracterizaba a la Nueva Granada, pues como plantea Ocampo, Colombia era uno de los países más atrasados en cuanto al desarrollo exportador y la infraestructura interna pues “A fines de la colonia, el actual territorio colombiano registraba uno de los índices de apertura al exterior más bajos de toda Latinoamérica,”
En la Colombia de la segunda mitad del siglo XIX, la progresiva constitución de un Estado-nación va acompañada de un creciente fenómeno de referencia a las naciones de Europa occidental, que se afirman como fuentes esenciales de inspiración del debate público. La obra política de la Independencia y de los primeros decenios de la República había dejado incompleta la labor de construcción del Estado-nación, y los ejemplos tomados de las experiencias europeas iban a asumir un papel considerable en el conflictivo debate sobre las modalidades de esa construcción nacional. En el XIX se produjeron alrededor de 70 guerras civiles como consecuencia al vacío de poder que se produjo después del triunfo de la Guerra de Independencia. Nueve de las guerras civiles tuvieron un carácter verdaderamente nacional.
Los movimientos nacionalistas en Colombia en el Siglo XIX fueron movidos por una élites que pretendían alcanzar o continuar de una u otra forma con el poder; José María Samper, Rafael Núñez y Carlos Holguín encarnan tres etapas del discurso nacional sobre las naciones europeas como fuentes de modelos políticos útiles, se podría decir que éstos personajes fueron los ideólogos de la Nación Colombiana. El análisis de esas tres trayectorias, que representan cabalmente tres fases del discurso dominante, demuestra de qué manera el nacionalismo colombiano, tal como se dibuja a finales del siglo XIX, con carácter exclusivo, su búsqueda de autenticidad nacional y su aparente rechazo de las influencias exteriores, se origina esencialmente en la cultura cosmopolita de las elites políticas, y se concibe, particularmente durante la Regeneración, como un instrumento que permita retardar la irrupción de las masas de la política nacional.
En el siglo XIX se fortaleció en Hispanoamérica el nacionalismo regionalista como una constante histórica en la consolidación de los Estados. En el área de la Gran Colombia, después de su desintegración definitiva en 1830, surgieron los Estados Nacionales de Nueva Granada, Venezuela y Ecuador.
En la Consolidación Nacional de Colombia en el siglo XIX hubo diversas tendencias político-administrativas, que hicieron prevalecer en unas etapas el Centralismo Político y en otras el Federalismo.

El régimen centralista se consolidó en el Estado de la Nueva Granada en el ciclo comprendido entre 1832 y 1858. La Convención Nacional de 1831 expidió la Ley fundamental que dio surgimiento al nuevo Estado de la Nueva Granada, integrado por las provincias del centro de la Gran Colombia, en el territorio del antiguo Virreinato del Nuevo Reino de Granada. En 1832 se sancionó la Constitución de la Nueva Granada, de carácter centralista, en un territorio integrado por las Provincias de Bogotá, Tunja, Socorro, Vélez, Pamplona, Magdalena, Cartagena, Panamá, Veraguas, Antioquia, Neiva, Popayán, Pasto y Barbacoas. Esta constitución que introdujo el régimen centralista en Colombia, tenía un ejecutivo débil, un período presidencial de cuatro años y un régimen de provincias regido por los gobernadores y un congreso bicameral.

Diez años después esta constitución fue reemplazada por la Constitución de 1843, de carácter centralista y autoritaria. Una década después fue sancionada la Constitución política de 1853, de carácter centro-federal, que dio importancia al gobierno de las provincias y de los municipios, estableció la separación entre la iglesia y el Estado, el sufragio universal directo y secreto y el nombramiento de gobernadores de provincia por voto popular.
La Constitución de 1853 inició un proceso nacional hacia el régimen federalista, al otorgar una especie de autonomía a las provincias. Algunas se dieron su propia constitución política y su fueron convirtiendo en Estados federales, como fueron los casos de Panamá, Antioquia, Bolívar, Cauca, Magdalena, Boyacá, Cundinamarca y Santander. Estos estados federales quedaron sujetos al Gobierno de la Nueva Granada en los asuntos relacionados con el crédito nacional, ejército y marina, relaciones exteriores y otros.
La constitución política de 1863 organizó en forma definitiva un estado federal con el nombre de Estados Unidos de Colombia, cuya vigencia va hasta 1886. La Constitución de Río Negro estableció un gobierno federal, en el cual los estados eran entidades políticas autónomas, con legislación propia y regidas por gobernadores elegidos por voto popular. Es durante ésta constitución en la que los liberales llegan al poder, en la que se toma la educación primaria como una de las metas del partido.
El Aspecto educativo es muy importante a durante éste período federalista, no solo en Colombia sino en la mayoría de los países latinoamericanos que también estaban realizando el mismo proceso.
Es un período muy conflictivo en el país en cuanto a la confrontación de diferentes grupos que intentaban ostentar el poder, y por supuesto manejar el aparato educativo; entre éstos se pueden mencionar a los liberales radicales, los conservadores, liberales moderados, militares y clero.
En la constitución de Rionegro El poder legislativo era bicameral con senadores y representantes de cada estado soberano. El presidente era elegido para un período de dos años. Esta Constitución consagró todas las libertades en absoluto, por eso se llama radical y los años comprendidos entre 1863 y 1886, son llamados el Período del Radicalismo en Colombia. Dentro de las principales características de éste período se encuentra la división del territorio en Estados independientes, proclamación de las libertades individuales, derechos a la propiedad, a desplazarse libremente, libertad de palabra y prensa, inviolabilidad del domicilio, libertad de cultos, se restringió así mismo la esclavitud y la pena de muerte. Es al decir de Raush la “más anticlerical en la historia de Colombia.”
El ciclo del Radicalismo corresponde a los años de las generaciones Romántica y Radical, llamadas también "cultas", dado su interés por la educación y la cultura. Es el período de la Historia de Colombia en que se inicia la era de los ferrocarriles, el telégrafo, la organización de los bancos comerciales y otras expresiones iniciales del desarrollo industrial y tecnológico. Sin embargo, este ciclo histórico tiene también caracteres de inestabilidad político-económica, con una débil economía en su estructura de base y un enfrentamiento político continuo, en un país dividido entre conservadores y liberales, trabados en guerras civiles, en lucha apasionada y fanática por la obtención del liderato y del poder. En el siglo XIX se produjeron 52 guerras civiles en las diversas regiones colombianas, algunas de ellas generales y la mayor parte provinciales.





La configuración actual de Colombia se dio durante el siglo XIX, que fue un siglo de contradicciones, y enfrentamientos de tipo ideológico, político y social, por eso es necesario que a partir los aportes de diferentes teóricos se pueda contextualizar el escenario de nuestro país en el siglo XIX.
El problema inicial a desarrollar es el del concepto de Nación y la formación de éste en las élites criollas del siglo XIX, a partir de lo cual se desarrollan una serie de temáticas de carácter económico (librecambio y proteccionismo), social, político que giran entorno a coyunturas de tipo religioso y étnico-racial, lo que hace muy interesante es te estudio.
No se pretende hacer un recuento sistemático de datos históricos del siglo XIX, Sino tratar de articular una reflexión en cuanto a los problemas planteados tomando como referentes algunos autores que se citarán en su respectivo momento y que han analizado con detalle alguno de los aspectos arriba mencionados.
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL COMPLEJO SIGLO XIX EN COLOMBIA
Como consecuencia de la independencia de América con España, todo el continente cambio su estructura política hacia la división de los territorios en pequeñas soberanías, siguiendo las grandes divisiones administrativas coloniales.
Cada región de éstas se convertiría en el futuro en un Estado Nación, no sin antes haber pasado por un complejo proceso de transición de sus estructuras coloniales económicas y políticas a unas “modernas” avaladas por las ideas de la ilustración traídas a América por la naciente clase criolla.
La sociedad, economía y educación colombiana en el siglo de la consolidación nacional presenta diversas etapas, problemas, intereses de los grupos sociales, etc., que van a determinar la dinámica histórica de Colombia.
Antes de entrar de lleno a considerar la consolidación nacional y sus etapas, es importante observar el fenómenos como por ejemplo ¿por qué los hombres quieren a las naciones y están dispuestos a morir por ellas lo mismo que a odiar y matar en su nombre?, ¿En qué radica la sensación personal y cultural de pertenecer a una nación?.
Benedict Anderson examina la creación y la difusión mundial de las “comunidades imaginadas” de la nacionalidad. Anderson analiza los procesos que crearon esas comunidades: la regionalización de las creencias religiosas, la decadencia de antiguos reinos, la interacción entre el capitalismo y la imprenta, el desarrollo de lenguas vernáculas de Estado y las cambiantes ideas sobre el tiempo. Muestra cómo un nacionalismo que se había originado en las Américas fue adoptado y adaptado por movimientos populares y por las potencias imperialistas en Europa, y en Asia y África por las resistencias antiimperialistas.
Anderson, rechaza las posiciones esencialistas que arraigan la nación en elementos objetivos (suelo, lengua, historia, costumbre, etnias) y se inclina a una definición constructivista: las naciones son artefactos fabricados por los nacionalismos, o sea como él mismo título del trabajo citado: “Comunidades imaginarias”. La pregunta por la nación expresada en ¿qué es una nación? ha sido desplazada por otra: ¿cómo se construye la nación?. Anderson se aproxima al primer cuestionamiento cuando afirma que una nación es “una comunidad política imaginada como inherentemente limitada y soberana.”
Sin embargo otros autores, como Ernest Gellner, sostienen que si se considera al nacionalismo como una ideología de unificación, éste antecede siempre a la constitución de las naciones. Caso contrario, el nacionalismo se apropia de las culturas y sobre ellas funda las naciones. La pregunta por las relaciones entre nación y cultura supone una anterior que abre un interrogante sobre la cuestión temporal: ¿cuál es el elemento que funda a los demás? El sentido de pertenencia a una comunidad se reafirma en ciertos elementos objetivos (la lengua, el suelo, la historia) que concretan, hacen tangible ese sentido: los límites definen territorios, sean geográficos o simbólicos.
Si se aborda la definición de Anderson en donde explica que una nación debe estar compuesta por varios conceptos fundamentales, se haría referencia a una identidad común, un proyecto unificador, una cultura en la que cualquier individuo puede identificarse. Anderson nos explica, que una nación es una "comunidad imaginada" por que ningún ciudadano, llegara a conocer a todos sus compatriotas por más que la nación sea pequeña, pues “los miembros de la nación más pequeña no conocerán jamás a la mayoría de sus compatriotas, no los verán ni oirán siquiera hablar de ellos, pero en la mente de cada uno vive la imagen de su comunión” Sin embargo para que se pueda hablar de nación, debe existir un número considerable de miembros que se consideren parte de ésta y que se comporten como si así ocurriera.
Otro elemento que considera que es considerado por Guellner cuando se habla de nación, es el concepto de Estado, concepto que es retomado desde la perspectiva Weberiana en donde se considera como “El agente que detenta el monopolio de la violencia legítima dentro de la sociedad.” Nación y estado así emergen cada por su lado, el nacionalismo sostiene que son dos partes de una misma unidad, sin embargo estas no son condiciones estrictamente necesarias.
Ya más centrados en el escenario Colombiano, autores como König pueden presentar cuestiones más adaptadas a nuestro contexto. En el documento revisado para el presente ensayo es interesante observar la convicción de que hasta el momento no existe ninguna definición general satisfactoria del nacionalismo, ya que todas las usuales se basan más en las formas exteriores, que en sus condiciones de surgimiento y las funciones que va asumiendo en los distintos momentos. Es por ello que el interés del autor se centra en analizar su carácter funcional e instrumental. En éste texto, el autor Revisa las distintas definiciones de los conceptos "nación" y "nacionalismo", para llegar a la conclusión de que, en vez de partir de un concepto de validez universal, el historiador debe preguntar por el sentido y el contenido que en un momento determinado los actores históricos han dado a su concepto de "nación" y por los criterios y objetivos con que ellos han promovido la unidad nacional.
En este sentido nación puede ser entendida como un "proyecto nacional", una idea o un "orden imaginado", definiciones que permiten considerar y respetar las realidades cambiantes y las modificaciones de una nación en el tiempo. El nacionalismo, por su parte, tampoco puede ser definido de una manera abstracta y general.
König Parte de un modelo de crisis del desarrollo político y relaciona el nacionalismo con los problemas de cambios estructurales con que se ven enfrentadas las sociedades en el transcurso de su modernización social y política. Así es posible conocer los orígenes del nacionalismo y explicar las diversas formas y funciones que éste ha desempeñado en una sociedad para responder a ciertos problemas del desarrollo, los cuales serán desarrollados más delante.
El trabajo de König se podría decir que sintetiza las condiciones de surgimiento y las formas de desarrollo del nacionalismo en diferentes etapas del proceso de construcción del estado y la nación en la Nueva Granada, interrogándose sobre el significado del nacionalismo en el proceso de la construcción de la nación en Colombia, para así valorarla diferenciadamente en sus funciones y tendencias.
La investigación concluye que en el período entre 1750 y 1856 existió una muy estrecha relación entre el nacionalismo y un muy amplio proceso de desarrollo político y social, la modernización. El nacionalismo surgió como respuesta a cambios estructurales (influidos tanto desde adentro como desde fuera) en el dominio del estado y de la economía, como reacción al limitado margen de cambio social y regional, pero también como protesta por el desmesurado déficit de modernización que caracterizaba a la Nueva Granada, pues como plantea Ocampo, Colombia era uno de los países más atrasados en cuanto al desarrollo exportador y la infraestructura interna pues “A fines de la colonia, el actual territorio colombiano registraba uno de los índices de apertura al exterior más bajos de toda Latinoamérica,”
En la Colombia de la segunda mitad del siglo XIX, la progresiva constitución de un Estado-nación va acompañada de un creciente fenómeno de referencia a las naciones de Europa occidental, que se afirman como fuentes esenciales de inspiración del debate público. La obra política de la Independencia y de los primeros decenios de la República había dejado incompleta la labor de construcción del Estado-nación, y los ejemplos tomados de las experiencias europeas iban a asumir un papel considerable en el conflictivo debate sobre las modalidades de esa construcción nacional. En el XIX se produjeron alrededor de 70 guerras civiles como consecuencia al vacío de poder que se produjo después del triunfo de la Guerra de Independencia. Nueve de las guerras civiles tuvieron un carácter verdaderamente nacional.
Los movimientos nacionalistas en Colombia en el Siglo XIX fueron movidos por una élites que pretendían alcanzar o continuar de una u otra forma con el poder; José María Samper, Rafael Núñez y Carlos Holguín encarnan tres etapas del discurso nacional sobre las naciones europeas como fuentes de modelos políticos útiles, se podría decir que éstos personajes fueron los ideólogos de la Nación Colombiana. El análisis de esas tres trayectorias, que representan cabalmente tres fases del discurso dominante, demuestra de qué manera el nacionalismo colombiano, tal como se dibuja a finales del siglo XIX, con carácter exclusivo, su búsqueda de autenticidad nacional y su aparente rechazo de las influencias exteriores, se origina esencialmente en la cultura cosmopolita de las elites políticas, y se concibe, particularmente durante la Regeneración, como un instrumento que permita retardar la irrupción de las masas de la política nacional.
En el siglo XIX se fortaleció en Hispanoamérica el nacionalismo regionalista como una constante histórica en la consolidación de los Estados. En el área de la Gran Colombia, después de su desintegración definitiva en 1830, surgieron los Estados Nacionales de Nueva Granada, Venezuela y Ecuador.
En la Consolidación Nacional de Colombia en el siglo XIX hubo diversas tendencias político-administrativas, que hicieron prevalecer en unas etapas el Centralismo Político y en otras el Federalismo.

El régimen centralista se consolidó en el Estado de la Nueva Granada en el ciclo comprendido entre 1832 y 1858. La Convención Nacional de 1831 expidió la Ley fundamental que dio surgimiento al nuevo Estado de la Nueva Granada, integrado por las provincias del centro de la Gran Colombia, en el territorio del antiguo Virreinato del Nuevo Reino de Granada. En 1832 se sancionó la Constitución de la Nueva Granada, de carácter centralista, en un territorio integrado por las Provincias de Bogotá, Tunja, Socorro, Vélez, Pamplona, Magdalena, Cartagena, Panamá, Veraguas, Antioquia, Neiva, Popayán, Pasto y Barbacoas. Esta constitución que introdujo el régimen centralista en Colombia, tenía un ejecutivo débil, un período presidencial de cuatro años y un régimen de provincias regido por los gobernadores y un congreso bicameral.

Diez años después esta constitución fue reemplazada por la Constitución de 1843, de carácter centralista y autoritaria. Una década después fue sancionada la Constitución política de 1853, de carácter centro-federal, que dio importancia al gobierno de las provincias y de los municipios, estableció la separación entre la iglesia y el Estado, el sufragio universal directo y secreto y el nombramiento de gobernadores de provincia por voto popular.
La Constitución de 1853 inició un proceso nacional hacia el régimen federalista, al otorgar una especie de autonomía a las provincias. Algunas se dieron su propia constitución política y su fueron convirtiendo en Estados federales, como fueron los casos de Panamá, Antioquia, Bolívar, Cauca, Magdalena, Boyacá, Cundinamarca y Santander. Estos estados federales quedaron sujetos al Gobierno de la Nueva Granada en los asuntos relacionados con el crédito nacional, ejército y marina, relaciones exteriores y otros.
La constitución política de 1863 organizó en forma definitiva un estado federal con el nombre de Estados Unidos de Colombia, cuya vigencia va hasta 1886. La Constitución de Río Negro estableció un gobierno federal, en el cual los estados eran entidades políticas autónomas, con legislación propia y regidas por gobernadores elegidos por voto popular. Es durante ésta constitución en la que los liberales llegan al poder, en la que se toma la educación primaria como una de las metas del partido.
El Aspecto educativo es muy importante a durante éste período federalista, no solo en Colombia sino en la mayoría de los países latinoamericanos que también estaban realizando el mismo proceso.
Es un período muy conflictivo en el país en cuanto a la confrontación de diferentes grupos que intentaban ostentar el poder, y por supuesto manejar el aparato educativo; entre éstos se pueden mencionar a los liberales radicales, los conservadores, liberales moderados, militares y clero.
En la constitución de Rionegro El poder legislativo era bicameral con senadores y representantes de cada estado soberano. El presidente era elegido para un período de dos años. Esta Constitución consagró todas las libertades en absoluto, por eso se llama radical y los años comprendidos entre 1863 y 1886, son llamados el Período del Radicalismo en Colombia. Dentro de las principales características de éste período se encuentra la división del territorio en Estados independientes, proclamación de las libertades individuales, derechos a la propiedad, a desplazarse libremente, libertad de palabra y prensa, inviolabilidad del domicilio, libertad de cultos, se restringió así mismo la esclavitud y la pena de muerte. Es al decir de Raush la “más anticlerical en la historia de Colombia.”
El ciclo del Radicalismo corresponde a los años de las generaciones Romántica y Radical, llamadas también "cultas", dado su interés por la educación y la cultura. Es el período de la Historia de Colombia en que se inicia la era de los ferrocarriles, el telégrafo, la organización de los bancos comerciales y otras expresiones iniciales del desarrollo industrial y tecnológico. Sin embargo, este ciclo histórico tiene también caracteres de inestabilidad político-económica, con una débil economía en su estructura de base y un enfrentamiento político continuo, en un país dividido entre conservadores y liberales, trabados en guerras civiles, en lucha apasionada y fanática por la obtención del liderato y del poder. En el siglo XIX se produjeron 52 guerras civiles en las diversas regiones colombianas, algunas de ellas generales y la mayor parte provinciales.
Contra el federalismo y las libertades absolutas de los radicales, se enfrentó el Movimiento de la Regeneración en las dos últimas décadas del siglo XIX, que unió a los conservadores y a los liberales moderados alrededor de las ideas del "orden y el progreso" en búsqueda del bienestar y del desarrollo. El Movimiento de la Regeneración defendió el orden, la centralización política y la descentralización administrativa a través de la Constitución política de 1886, que creó la República de Colombia.
La meta de la Regeneración, fue sancionada el 6 de agosto, de 1886, siguiendo los lineamientos de sus ideólogos Miguel Antonio Caro y Rafael Núñez. En ella se dispuso que con el fin de afianzar la unidad nacional, la nación colombiana se reconstituía en República Unitaria. Se estableció el principio de la centralización política y la descentralización administrativa; se suprimieron los estados federales y aparecieron los Departamentos, regidos por gobernantes nombrados por el ejecutivo nacional. Se conservó la división del poder en los tres ramos: ejecutivo, legislativo y judicial. El período presidencial se extendió a seis años; el poder legislativo se organizó con dos cámaras; senadores y representantes; el poder judicial se organizó con una Corte Suprema compuesta de jueces vitalicios, durante su buen manejo. Se establecieron las buenas relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado Colombiano; se ordenó que la educación pública debe ser organizada y dirigida en concordancia con la religión católica.
En esta medida durante la regeneración se optó por el Centralismo, el clericanismo y el presidencialismo, a partir de lo cual Palacios afirma que “La vieja querella entre protección y librecambio quedó políticamente resuelta a mediados de los cincuentas y nunca fue un motivo de grave discordia interpartidista.
Los enfrentamientos entre los Radicales y la Regeneración se multiplicaron en los últimos años del siglo XIX, hasta cuando los conservadores y los liberales se embarcaron en la Guerra de los Mil Días entre 1899 y 1902. De esta guerra, la última del siglo XIX, los colombianos sacaron una lección permanente, pues el país quedó casi destruido y en quiebra sus valores fundamentales.
Desde el siglo XVIII se fueron delineando en Colombia, y en general en Hispanoamérica, dos mentalidades: la tradicionalista y la liberal. Estas determinaron las actitudes, ideas y sentimientos de los grupos que formaron los dos partidos políticos más importantes de Colombia desde el siglo XIX: El Partido Conservador y el Partido Liberal.

En la Primera República Granadina o Patria Boba se enfrentaron centralistas con sus planteamientos para la organización político-administrativa de la Nueva Granada. Después de la Independencia se presentaron partidos personalistas o caudillistas, alrededor de las divergencias entre Bolívar y Santander; fueron los bolivarianos y los santandereanos quienes se enfrentaron en los últimos años de la Gran Colombia. En la Nueva Granada se formaron dos grupos parlamentarios: los ministeriales o casacas y los antiministeriales o liberales.

Los partidos políticos Conservador y Liberal surgieron propiamente en los mediados del siglo XIX, cuando la situación de la nación presentaba muchos problemas sociales, y en diversos lugares del país se fundaban las "sociedades democráticas", con la participación decisiva de los artesanos.

En el siglo XIX, el Liberalismo planteó su interés en aumentar y difundir al máximo el bienestar humano, e inculcar en las gentes un gran respeto por la libertad de los ciudadanos. Los Liberales defendieron la separación entre la Iglesia y el Estado, defendieron las libertades de religión, expresión e imprenta; y en general, las garantías para el cumplimiento de los derechos humanos.
Los conservadores colombianos consideran que los cambios en la sociedad se presentaron por reformas y evolución, no en forma de anquilosamiento estático, sino de empuje vital, conservando las permanencias que llevan al progreso de la sociedad, eliminando las contingencias que se oponen al desarrollo y absorbiendo los cambios fundamentales en las ideas y nuevas estructuras que llevan al progreso y bienestar de la colectividad.
Como consecuencia del caudillismo y del gamonalismo en el siglo XIX, los partidos políticos se formaron alrededor de los jefes y de los grupos políticos, que tenían gran influencia en los días de elecciones. Estas eran frecuentes; en efecto, Colombia figura entre los países que más elecciones realizó en el siglo XIX en Hispanoamérica. Los partidos políticos en el siglo XIX presentan tendencias al fraccionamiento en pequeños subgrupos, alrededor de los intereses de los caudillos nacionales o regionales.

A finales del siglo XIX, el hombre colombiano nacía vinculado por tradición familiar a uno de los partidos políticos: al conservador o al liberal, circunstancia que llevó a la ideologización política de los colombianos. El fanatismo se recrudeció en los años de transición entre los siglos XIX y XX, cuando los colombianos se enfrentaron en la Guerra de los Mil Días, que fue el enfrentamiento de dos repúblicas políticas la conservadora y la liberal y de dos estilos de vida y de pensamiento.



transformación económica



transformación económica 

La evolución económica en nuestro país se puede dividir en dos etapas: una de mayor lentitud en la que se produjeron descensos en los precios, guerras y pérdidas de las colonias americanas; y otra con un crecimiento más rápido.
Los cambios agrarios fueron necesarios para contribuir a la industrialización, cambios como la reforma del régimen de propiedad y la introducción de innovaciones técnicas, de cultivos y de gestión. La reforma de la propiedad que se llevó a cabo fue la desamortización iniciada por Godoy, continuada por Mendizábal y por Pascual Madoz (1855). Esto produjo una estructura latifundista de la propiedad y la ausencia de clase media lo que provocó efectos devastadores sobre los campesinos y los trabajadores agrícolas. Esta nueva estructura influyó en el aumento de la superficie cultivada y en la mejora de la productividad pero los capitales generados se usaron en la agricultura y en la deuda pública del Estado. Las innovaciones técnicas de gestión y de cultivos, el crecimiento de la producción agraria se basó en el aumento de la superficie cultivada y de la producción de trigo, olivo, vid y leguminosa. Los pastos fueron sustituidos gradualmente por pienso. También aumentó la especialización regional: maíz, patata, viñedo, cereal, etc. El aceite, el vino y los cítricos eran los productos más exportados. A finales de siglo (1875-1890) se produjo una crisis a causa de la llegada al país de productos agrícolas más baratos que los nacionales.
Recursos mineros y fuentes de energía apenas se explotaban debido a la ausencia de demanda y a la falta de recursos económicos y mano de obra, la ley Minar de 1868 facilitó la llegada de capital extranjero para la explotación de minas y exportación de sus productos. Así, los minerales, mayoritariamente hierro, constituían un tercio de las explotaciones españolas en 1900. Parte de los ingresos se reinvirtieron en la Península. Alrededor de las minas surgieron industrias y redes de ferrocarriles. Algunos enclaves, como Río Tinto (Huelva), quedaron desligados del resto de la economía nacional. El carbón era la fuente de energía principal en la Revolución Industrial, se encontraba en Asturias y en León, pero era escaso, caro, de baja calidad y su extracción estaba muy protegida por las arancelas lo que encareció los costes de la industria nacional.


EL proceso industrializador comenzó con la expansión de la industria textil en Cataluña, donde existía antes del siglo XIX, una importante actividad comercial y una cultura de manufacturera y artesanal basada en la lona hasta ( 1770); el sector del algodón se creó en esta región debido a la protección arancelaria. Desde finales del siglo XIX se produjo una crisis general agravada por la pérdida de las últimas colonias. La industria siderúrgica se estableció en España junto a las minas de hierro y se crearon fábricas en Málaga, Asturias y en Vizcaya (1882; llamados Altos Hornos de Vizcaya desde 1902) entre otros. También se llevaron a cabo otras actividades industriales como los talleres, manufacturas y producción a domicilio que fabricaba productos para el consumo urbano.
Los transportes y las comunicaciones fueron necesarios para la integración de las actividades economías nacionales. Anteriormente las comunicaciones se habían visto perjudicadas por el relieve peninsular y sus conflictos bélicos de conflicto de siglo que dificultaban las comunicaciones y fomentaban el bandolerismo. Esto hizo que fuera necesario la creación de una red ferroviaria con enormes deficiencias. Fue impulsada por la Real Orden sobre Creación de Ferrocarriles (1844) con la que se construyeron las primeras líneas ferroviarias (Barcelona-Mataró, Madrid-Aranjuez). Posteriormente se promulgó la Ley General de Ferrocarriles (1885) que concedía privilegios para fomentar la actividad ferroviaria.
En el comercio exterior y financiación España se especializó en exportar materias primas y productos semielaborados, a lo largo del siglo XIX se produjo un déficit comercial crónico financiado por las remesas de dinero enviadas por los emigrantes, las importaciones de capital y los préstamos suscritos en el extranjero por el Estado. Se tomaron medidas proteccionistas favorecidas por los intereses de los productos de cereales y de las industrias. La legislación del Bienio Progresista permitió la creación de bancos de emisión de billetes y de sociedades de crédito y de sociedades de crédito. Los bancos financiaban a las compañías ferroviarias y la deuda pública del Estado. Entre ellos estaban los bancos de Barcelona, Santander y Bilbao. A partir de 1874, el banco de España obtuvo el monopolio de emisión de moneda y todas estas entidades pasaron a ser 
sociedades de crédito comercial y financiación industrial. El Banco de San Fernando se convirtió en 1856 en Banco de España y tenía como objetivo atender las necesidades de financiación del Estado y cuando adquirió el monopolio de emisión de billetes, proporciono al Estado un préstamo para hacer frente a sus deudas. El capital nacional y extranjero se invirtió en deuda pública en lugar de hacerlo en la industria o en la agricultura. El déficit crónico de los presupuesto estatales favoreció estas inversiones.
El siglo XIX fue testigo del nacimiento de una nueva sociedad carente de privilegios jurídicos. Sin embargo, existían claras diferencias entre las clases que accedían a la propiedad y las que no podían hacerlo; así, se configuró una élite cohesionada, formada por aristócratas y burgueses enriquecidos. LA clase media pugnaba por convertirse en propietaria de inmuebles. Por otro lado, los campesinos eran mayoritariamente analfabetos y vivían y trabajaban en condiciones duras.



La población española se caracterizó por un lento crecimiento en comparación con otros países europeos. El atraso en el modelo demográfico antiguo que retrasó la industrialización y acompaño con una alta tasa de mortalidad. Aparecieron, como consecuencia de la crisis agraria, movimientos migratorios de ultramar. Además se produjo un movimiento migratorio procedente del campo, debido a la industrialización. La sociedad estaba dividida en dos grandes grupos: uno formado por la élite y las clases medias y otro por los trabajadores. La élite estaba formada por la nobleza. Ésta perdió su posición relevante en la sociedad aunque supo adaptarse y conservar sus influencias: fueron frecuentes los casos de familias nobiliarias endeudas que sanearon su patrimonio gracias a los matrimonios concertados. El modo de vida nobiliario fue el referente para una burguesía en ascenso. EL crecimiento económico favoreció la aparición de una nueva burguesía de negocios constituidos, entre otros, por banqueros, grandes propietarios o especuladores. Vivían en las grandes ciudades.
Las burguesías regionales y locales de la periferia eran más modestas y se vincularon a actividades industriales y comerciales. A este grupo se unieron los burgueses que habían constituido su patrimonio gracias a los negocios en las colonias. Debajo de estos, estaban los propietarios de negocios, tierras y rentas modestas y ejercían una actividad profesional. Éstos constituían las clases medias acomodadas. La burguesía en España tuvo poco poder en comparación con otros países europeos. Aun así controlaban gran parte de la cultura, enseñanza, administración pública o el Ejército.
Los trabajadores de campo eran el grupo social más numeroso y apenas poseían bienes. Dentro de este grupo se distinguen trabajadores del campo y trabajadores de la ciudad. Los trabajadores de campo eran mayoritarios y eran pobres. Según su trabajo en la tierra se distinguen tres grandes categorías: propietarios, eran numerosos y poseían numerosos minifundios en el norte de España; Arrendatarios y aparceros, pagaban un alquiler por cultivar tierras ajenas. A cambio percibían una parte del producto obtenido. Solía haber contratos de corta duración excepto en ciertas zonas de España (Galicia y Cataluña); jornaleros, vendían su trabajo a cambio de un salario y dependía de la periodicidad estacional. Las épocas de mala cosecha los condenaban a la pobreza extrema y a la mendicidad. Constituían la mayoría de los trabajadores.





Como consecuencia de los cambios económicos aparecieron nuevos trabajadores como los obreros fabriles, ferroviarios y los inmigrantes procedentes del campo y los que se incorporaban a los sectores en expansión como la minería o la construcción.
Tanto los trabajadores del campo como los de la ciudad tenían los mismos problemas y una situación precaria. En ambos oficios existía una inseguridad ya que si se perdía el puesto caían en la pobreza. No existía ningún tipo pensión social y asistencia sanitaria pública, lo que provocó que cualquier contratiempo como una lesión o enfermedad era un problema muy grave. Otro problema eran los bajos ingresos que obligaban a las mujeres y niños a buscar trabajo para afrontar sus gastos. Éstos cobraban un salario menor que los hombres.
Las condiciones laborales también eran deficientes. Los horarios superaban las 12 horas de trabajo y no solía estar regulado y dependía de la luz u otros factores. Esto provoco muchos incidentes laborales. La introducción de nuevas tecnologías afectaron a los oficios tradicionales y la supresión de los gremios dejó indefensos a los trabajadores.
Las clases populares carecían de condiciones de vida adecuadas lo que favorecía la propagación de enfermedades. Era frecuente que las familias compartieran la vivienda lo que suprimía la vida privada y la intimidad.
El Movimiento Obrero
Durante la mayor parte del siglo XIX manifestaron sus protestas mediante procedimientos de tradición centenaria. Estos motines se fueron politizando a lo largo del siglo ya que los liberales, los demócratas y los republicanos invocaban la acción justiciera del “pueblo” contra el mal gobierno para promover cambios políticos. Algunas zonas se industrializaron y el sistema político liberal, después democrático, se implantaba, se difundieron las ideas de la Revolución francesa. Los trabajadores empezaban a utilizar nuevas formas de lucha y organización que formaron el Movimiento Obrero en su doble faceta sindical y política.
EL desarrollo del Movimiento Obrero empezó en las primeras décadas antes de la Revolución de 1868 (Gloriosa) cuando aparecieron las primeras protestas espontáneas de obreros industriales, dirigidas a través del ludismo. Este movimiento consistía en destruir las máquinas que simbolizaban el progreso y las que culpaban de la pérdida de los puestos de trabajo. Se produjeron motines ludistas en Galicia y en Alcoy, pero los más graves tuvieron lugar en Cataluña que estaba más industrializada (incendio de la fábrica Bonaplata 1855). A partir de la década de 1840, la protesta de los obreros catalanes derivó hacia la creación de agrupaciones que los defendían como la Asociación de Protección Mutua de Tejedores de Algodón. Desde 1839 se autorizaron las sociedades de socorro mutuo y en Cataluña se produjeron huelgas organizadas como la huelga general de 1855.
Durante el Sexenio Democrático (1868- 1874) se observó la desconfianza de los trabajadores hacia la democracia y la República. Los obreros utilizaron dos vías reivindicar sus derechos: la acción directa con la convocatoria de huelgas y la creación de sindicatos o sociedades de resistencia; la acción política mediante elecciones, actos multitudinarios y partidos de masas.
Los trabajadores pretendían mejorar sus condiciones de vida, pero también promover una revolución política y un cambio social. Los medios debían ser asociaciones y métodos de lucha de los trabajadores. Los anarquistas eligieron la vía directa y los socialistas, inclinados hacia el marxismo, utilizaron ambos. La Asociación Internacional de Trabajadores, llegó a España a través de Giuseppe Furelli, partidario de Bakunin. Con él, surgieron los principales líderes obreros del país, influidos por el anarquismo, como Anselmo Lorenzo. En 1870, los bakuninistas crearon la Federación Regional Española (FRE), sección de la AIT. En 1872, un grupo de obreros de Madrid, expulsados de la FRE, liderado por Pablo Iglesias creó una célula de inspiración sociales marxista.
Después del Sexenio Democrático la FRE fue prohibida ( 1874) y en 1876 la AIT se disolvió. La antigua federación anarquista resurgió en 1881 con el nombre de Federaciones de Trabajadores de la Región Española (FTRE): en la que organizaciones andaluzas adquirieron influencias frente a los representantes de sus asociaciones catalanas. Así en Andalucía occidental surgieron sociedades como la Mano Negra que organizaba atentados y fue objeto de la represión gubernamental. La persecución contra esta sociedad secreta y la división entre las organizaciones anarquistas condujeron al final de la FTRE (1868). 


transformación social





transformación social

TEMA 5 – CAMBIOS Y MOVIMIENTOS SOCIALES
2. <ul><li>La población. El fenómeno urbano. </li></ul><ul><li>La sociedad de clases. Nuevas y viejas diferencias. </li></ul><ul><li>El movimiento obrero. </li></ul>
3. 1. LA POBLACIÓN: EL FENÓMENO URBANO. En el siglo XIX, la jerarquía social se evidenciaba en todos los ámbitos de la vida, pero particularmente era notoria en las ciudades, que por entonces conocieron una espectacular expansión. La población mundial creció un 50% hasta alcanzar en 1900 los 1500 millones de habitantes. El continente europeo duplicó su población superando los 400 millones de habitantes, y EE. UU. la multiplicó por 10, rebasando los 10 millones. La mayoría de los países industrializados entraron, a lo largo del siglo XIX, en un período de transición hacia el ciclo demográfico moderno , caracterizado por el mantenimiento de altas tasas de natalidad y el descenso constante de los índices de mortalidad, lo que desembocó en un intenso crecimiento vegetativo de la población.
4. La ocupación de los pisos en los edificios de la ciudad se regía por un mismo patrón: La alta burguesía ocupaba el primer piso (o principal) y las clases medias , por estricto orden financiero, compraban o alquilaban los siguientes en altura, dejando los últimos para la servidumbre o para personas de recursos más limitados , por lo que podían convivir en el mismo edificio niveles de renta que iban de 1 a 20.000. La situación cambió al revalorizarse los pisos altos del centro (causada en parte por el invento del ascensor), y la por la sectorización de la ciudad en distinguidas áreas burguesas y en barrios para los obreros, que podrán acceder a sus puestos de trabajo con tranvías y otros medios de transporte colectivo.
5. El descenso de la mortalidad Se debió a las constantes mejoras en la alimentación, la higiene y la sanidad, y el aumento del nivel de vida en general. Se descubrieron vacunas como la de la viruela y tratamientos contra la rabia, la tuberculosis y el cólera. Además se dieron nuevos avances en la farmacología. Sin embargo, en el XIX aún se produjeron grandes hambrunas y alguna epidemia, lo que afectaba sobre todo a las clases trabajadoras de los barrios humildes. Louis Pasteur
6. MOVIMIENTOS MIGRATORIOS La población europea comenzó a moverse más que nunca, dentro de su propio continente y hacia otros lugares del mundo, en busca de nuevas oportunidades. Los avances en los transportes y en las comunicaciones facilitarían este proceso. Las migraciones transoceánicas se incrementaron desde 1850, y 50 millones de europeos abandonaron su tierra para llegar a EE. UU., el país de las oportunidades, o a otros destinos como Argentina, Brasil, Sudáfrica y Australia. En cuanto a las migraciones interiores , lo más destacado sería el progresivo desplazamiento de la población del campo a las ciudades, que crecerían sin ningún tipo de planificación. Las clases sociales se fueron agrupando en diferentes zonas o barrios de las urbes, en consonancia con su nivel económico. Los inmigrantes sufrirían una profunda falta de adaptación.
7. 2. LA SOCIEDAD DE CLASES. NUEVAS Y VIEJAS DIFERENCIAS El liberalismo y la Ilustración supusieron la abolición de los estamentos. Durante el siglo XIX, la riqueza se convertiría en el criterio básico que diferenciaba a las personas y grupos sociales. La burguesía fue la clase social que protagonizó los principales cambios y que atrajo el mayor volúmen de riquezas, sin embargo, fueron varias las clases sociales existentes: La Aristocracia: El grupo que había sido dominante hasta finales del siglo XVIII no despareció aunque perdiera sus privilegios, y en muchos casos, incluso sus títulos. En casi toda Europa conservarían sus propiedades agrarias, y los que no tenían suficiente, se casaron con ricos burgueses a los que daban sus títulos, o se integraron en las administraciones públicas y el ejército. Ambas clases formarán un solo bloque político-social.
8. La Burguesía: Desde sus modestos orígenes comerciales en la Edad Media, la burguesía se convirtió en el sector social más pujante en la Edad Moderna y, de la mano de la industrialización, protagonizará los comienzos del mundo contemporáneo. Sus miembros se caracterizaron por determinadas características y modos de vida : Los recursos económicos: La riqueza que amasaron sus miembros, procedente del comercio, de la posesión y arriendo de inmuebles urbanos, de los negocios coloniales, de la especulación financiera y la inversión industrial, convertiría a esta minoría propietaria en el segmento social que transformó en su beneficio la política, las leyes y el espacio público. Su posición social solía ser debida a una elevada cualificación cultural y a una buena educación , inaccesibles para la mayoría de la población. Además de los industriales, pertenecían a esta clase los altos cargos de la administración, los abogados, ingenieros, profesionales liberales, intelectuales, etc. Estas profesiones no eran hereditarias, pero el patrimonio adquirido por esos individuos permitían que sus hijos estudiasen o emparentasen con nobles, de manera que los grupos sociales dominantes se perpetuaban.



La casa y la familia: La vivienda burguesa , entre el caserón, el palacete y la mansión, inicialmente fue más confortable que ostentosa, pero en la medida en que se verifica la alianza con la aristocracia, irá adquiriendo un porte grandioso y una clara magnificencia exterior. Protegida por una valla y un jardín, grandes puertas y una hueste de criados, pone distancia frente al espacio público en el que se mueve la bulliciosa multitud de las ciudades decimonónicas. La burguesía contagia a las demás clases un deseo creciente de intimidad o individualismo que se muestra en las nuevas técnicas y espacios constructivos: la instalación de agua corriente y los retretes, la separación y especialización entre habitaciones, la pérdida de los cortinajes de la cama puesto que el dormitorio es ya una pieza con uso exclusivo, son ejemplos de una tendencia que no ha dejado de manifestarse hasta nuestros días. La familia era nuclear, formada por el padre, la madre y los hijos, cimentada sobre una fuerte autoridad paterna que se extendía a los negocios.
10. El ocio y las costumbres: En su tiempo libre las clases altas buscaban separarse de los trabajadores con los que compartían la vida en sus negocios. Los más modestos acudían a tertulias en los cafés, clubes, casinos privados, el teatro y la ópera, o los balnearios y ciudades costeras . Los más ricos frecuentarían salones aristocráticos y bailes. Practicar tenis y golf y acudir al hipódromo, se convirtieron en signos de distinción. Su vestimenta era ostentosa y abundante, para remarcar su capacidad adquisitiva. En los transportes , los burgueses reservarán espacios que mantengan su distinción y privacidad: camarotes en los barcos, vagones especiales y primera clase en trenes, carruajes de caballos (berlina, landó...) que ofrecen en el espacio público una imagen de dignidad.
11. <ul><li>Los campesinos: </li></ul><ul><li>A pesar de los cambios, el campesinado seguía siendo, a principios del siglo XX, el grupo mayoritario de la población . Aunque ya no eran siervos, su modo de vida siguió siendo tradicional y sus ideales opuestos a las transformaciones sociales y políticas que tenían lugar. </li></ul><ul><li>Es posible distinguir dos grupos: </li></ul><ul><li>Los más acomodados : beneficiados por las medidas liberales, gracias a las cuales se convirtieron en propietarios agrícolas o en modestos arrendatarios. </li></ul><ul><li>Los jornaleros : que no poseían tierras y cobraban por el trabajo realizado. Fueron muy abundantes en el sur de España e Italia, el este de Europa y toda Rusia, zonas en las que, a finales del XIX, arraigó con fuerza el anarquismo. </li></ul>
12. Los trabajadores de la ciudad: obreros y marginados. La primera industrialización destruyó progresivamente la forma de vida tradicional de las clases populares. En el campo impuso la emigración ante la ruina de las pequeñas explotaciones agrícolas, y en las ciudades apenas pudieron subsistir unos pocos artesanos . En las ciudades europeas, la mayor parte de la población o eran sirvientes o pasaron a engrosar la fuerza de trabajo de las fábricas formando una clase nueva: el proletariado . En las nuevas industrias, fue frecuente la mano de obra femenina e infantil, hasta la aplicación de reformas a finales del siglo XIX. Junto a los nuevos obreros industriales, sobrevivieron algunos herederos de las tradiciones gremiales y viejos oficios artesanos : panaderos, sastres, zapateros, etc. A diferencia de los otros, eran trabajadores muy cualificados y fueron los primeros en organizar los movimientos obreros. Hacia 1880, nuevos y antiguos obreros tomaron conciencia de clase y adoptaron una posición rebelde y reivindicativa conjunta.
13. Las condiciones de vida de los obreros: Las condiciones laborales eran casi siempre deplorables en las ciudades, especialmente en las nuevas industrias: jornadas de más de diez horas, pagos por pieza producida, salarios bajos, inexistencia de previsión o asistencia sanitaria en caso de enfermedad o jubilación, inseguridad laboral, etc. También eran malas las condiciones de los barrios donde vivían aquellos obreros: ausencia de servicios públicos, viviendas pequeñas y compartidas de alquiler, falta de higiene, etc. Las condiciones irían mejorando a lo largo de los siglos XIX y XX debido a las medidas sociales y reformas urbanísticas , desarrolladas por la presión ejercida por el movimiento obrero. Muchas personas cayeron en la desesperación y se refugiaron en la bebida, la prostitución, el juego o la delincuencia, al alcance de cualquiera en las grandes ciudades. La mendicidad también sería común.
14. La situación de la mujer: Mientras las mujeres proletarias trabajaban fuera del hogar y cuidaban a sus hijos, sobre las burguesas se ejercía una fuerte vigilancia moral que se manifestaba de modo evidente en el vestido, orientado a la vida en sociedad, y en la educación de las jóvenes, con la que se pretendía conseguir una boda conveniente. Desde el punto de vista legal, eran consideradas apéndices del varón. Los desvanecimientos románticos que sufrían a la menor alteración emocional se debían, ante todo, al uso opresivo del corsé; las extrañas enfermedades consideradas exclusivamente femeninas, como la clorosis y la histeria, frecuentes en el siglo XIX, se debían, según la perspectiva actual, a la rígida represión sexual y de los sentimientos. Los vestidos de las mujeres de clase alta obligaban a adoptar posturas poco naturales, como sucedían con los miriñaques o los polisones, que forzaban la figura de la mujer.
15. Frente a esta situación, aires renovadores aparecerán a finales de siglo; la moda de la bicicleta, que impide utilizar corsé, se generalizará a pesar de que sectores conservadores consideren indecoroso que la mujer monte en ella si no es de lado. Se moderniza el vestido de la mujer, aunque los botones sean tachados de inmorales porque facilitan la tarea de desnudarse... Las mujeres, que durante la mayor parte del siglo habían tenido que buscar pseudónimos masculinos para triunfar en determinados campos culturales y sociales, comenzarán a reivindicar la igualdad de derechos, particularmente el derecho al sufragio, e inician las luchas feministas propiamente dichas. En Gran Bretaña y EE. UU., el movimiento sufragista reivindicaba el derecho al voto para las mujeres y se organizó en instituciones como la británica Unión Política y Social Femenina , en 1903. En EE. UU. las mujeres no votan hasta 1820, y en Gran Bretaña lo harían, desde 1918, las mayores de 30 años. En España, la mujer votó por primera vez en 1931.
16. 3. EL MOVIMIENTO OBRERO
17. Las primeras acciones: El proletariado comienza su actividad organizativa y reivindicativa casi simultáneamente a su aparición, tanto en alianza con otros grupos sociales, como de forma independiente. Entre las primeras manifestaciones colectivas del descontento obrero destacan las que tenían como objetivo la destrucción de las fábricas y las máquinas , a las que se consideraba responsables del deterioro de las condiciones de vida de los obreros y del desempleo, principal azote del proletariado. Se dieron desde finales del siglo XVIII. Estas protestas son conocidas con el nombre de ludismo , en referencia a un obrero tejedor llamado Nedd Ludd , simbólico iniciador del movimiento. Contra los incendiarios y mecanoclastas se dictaron en toda Europa severas leyes, en las que se llegaba, como en la promulgada en Inglaterra en 1812, a instaurar la pena de muerte contra los &quot;ludditas&quot;. Junto a estos drásticos procedimientos, e intentando superarlos, se buscaron fórmulas de acción y de organización que garantizaran la presión obrera. A finales del siglo XVIII nacían en Inglaterra las primeras sociedades de amistad (mutualidades), hermandades o clubs obreros, antecedentes de los sindicatos.
18. Comienza la organización: La represión del ludismo y la prohibición de las asociaciones obreras condujo a las masas trabajadoras, así como a algunos intelectuales y empresarios, a buscar fórmulas que resolvieran el acuciante problema de las duras condiciones de vida del proletariado. Tras un período de clandestinidad sindical, en 1824 se autorizó en Inglaterra la formación de Trade Unions , sindicatos por oficio que poco a poco tendieron a unirse hasta topar con nuevas prohibiciones. En los años 30 del siglo XIX surgió el Cartismo , movimiento pacífico que mediante sus manifestaciones y actos públicos consiguió reunir casi dos millones de firmas en defensa de una Carta del pueblo (1837) , mediante la cual se solicitaba a la Cámara de los Comunes británica el sufragio universal, mayor representatividad de los votos y otras reformas electorales, con las que pretendían lograr mejoras laborales, educativas y sociales. Algunas manifestaciones cartistas fueron reprimidas de forma sangrienta, lo que contribuyó a la finalización de un movimiento que, en todo caso, debe considerarse un éxito como ensayo de movilización general de las masas obreras.
19. El socialismo premarxista o utópico: El socialismo surgirá como pensamiento opuesto a los planteamientos del liberalismo, aunque compartía con él sus bases ideológicas : el racionalismo ilustrado del S. XVIII (en la versión de Rousseau) y la creencia en los derechos naturales del hombre. En la primera mitad del S. XIX, los primeros socialistas condenaron la injusticia de la sociedad industrial y criticaron un desarrollo económico que producía miseria. Defendieron la dignidad del individuo y la solidaridad colectiva como principios morales, elaborando proyectos de sociedades ideales que pretendían una igualdad social. Más tarde fueron denominados “utópicos” porque creían que la nueva sociedad que planteaban era deseable para todos y se pondría en marcha por la simple voluntad de la humanidad. El francés Luis Blanc apostaba por el sufragio universal y proponía la creación de talleres cooperativos dirigidos por el Estado. Charles Fourier defendió la creación de falansterios : agrupaciones comunitarias donde la propiedad era colectiva y hombres, mujeres y niños compartían todas las tareas. El inglés Robert Owen , participó en la lucha sindical y defendió la organización de cooperativas donde desaparecería la explotación y se desarrollaría la educación, y cuya extensión nacional terminaría por reemplazar al Estado. Aplicaría estos principios en su fábrica textil de New Lanark, en Escocia.
21. El movimiento obrero desde 1848: Desde 1848, el movimiento obrero adopta a menudo la forma de una verdadera guerra de clases. La represión de las manifestaciones cartistas de ese año y las luchas de las jornadas revolucionarias de París rompieron la alianza que hasta ese momento unía al proletariado con la burguesía. Las nuevas formulaciones, el marxismo y el anarquismo, considerarán la lucha como único medio de emancipación y aspirarán a la superación de la sociedad capitalista y de la explotación obrera.
22. El Marxismo o socialismo científico: Tras estudiar a los filósofos alemanes (Hegel, Feuerbach) y a los economistas clásicos (Smith, Ricardo), Marx formula en sus escritos una nueva concepción del mundo basada en la crítica al sistema capitalista, al que ve condenado a desaparecer por sus propias contradicciones y por la acción del proletariado que, tras alcanzar el poder, aspirará a crear una sociedad sin propiedad privada, sin explotación y sin clases. Tras la publicación, junto con Engels, del Manifiesto Comunista (1848), sus teorías tienen una gran repercusión en las masas obreras y adquieren una praxis sin la cual no tendría sentido, según sus palabras, su actividad intelectual: &quot;Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo&quot;. Karl Marx
23. <ul><li>La teoría marxista se asentó sobre tres bases: </li></ul><ul><li>El análisis del pasado entendido como una lucha de clases: toda sociedad engendra sus propias contradicciones, que, tarde o temprano, acababan destruyéndola; en su lugar, van surgiendo sistemas sociales y económicos nuevos. De esa forma, el feudalismo había sido sustituido por el capitalismo y este debía dejar paso al socialismo. </li></ul><ul><li>Crítica del capitalismo: Marx planteó en El Capital , una demoledora crítica de ese sistema. La gran diferencia entre el salario del trabajador y el valor de lo que producía, la plusvalía, pasaba a manos del empresario capitalista, quien no lo merecía. Además, el trabajo del obrero en las fábricas, llevaba a su alienación. </li></ul><ul><li>Dictadura del proletariado: para lograr los fines de la sociedad comunista sería necesaria la derrota de la burguesía y la toma del poder político por los trabajadores, que abriría una situación transitoria de dictadura del proletariado para conseguir la desaparición de todas las clases y, de esta forma, llegar a la sociedad igualitaria. </li></ul>
24. El anarquismo: El término anarquismo es de origen griego y significa sin autoridad ni poder. Esta ideología, junto con el marxismo, constituye una de las corrientes del socialismo . Ambas coinciden en la crítica al capitalismo y en la necesidad de su eliminación, pero difieren radicalmente en cuanto a los métodos para conseguirlo. A lo largo del siglo XIX ambos pensamientos se fueron alejando, hasta convertirse en antagonistas . El anarquismo estuvo muy influido por la idea roussoniana de que el individuo es bueno por naturaleza y es la sociedad quien destruye su felicidad. Alcanzó su máxima influencia en el seno de sociedades escasamente industrializadas - España , Italia y Rusia- , en tanto que en países más avanzados tuvo mayor peso el marxismo. En España el anarcosindicalismo se materializó en la creación de organizaciones como la CNT (Confederación General del Trabajo) que jugaron un importante papel en el primer tercio del siglo XX. Algunos sectores del anarquismo preconizaron la acción radical y violenta. Ello se concretó en atentados terroristas que reputaron esta corriente de agresiva y salvaje.

La teoría anarquista: El pensamiento anarquista no es uniforme, sin embargo, sus defensores comparten algunas ideas afines: El rechazo de cualquier tipo de autoridad y defensa de la libertad individual: Para los anarquistas el Estado capitalista constituye una estructura que posibilita la explotación de la clase obrera y por ello debe ser destruido. Rechaza tanto el juego político como la organización de partidos. El medio fundamental para eliminar al Estado es la huelga general , que permite arruinar a la burguesía. La organización social ha de estructurarse de abajo arriba, partiendo de pequeñas comunidades autosuficientes y por libre decisión de sus miembros, expresada a través del sufragio universal, nunca por imposición. La abolición de la propiedad , ya que ésta es considerada como un robo cuando se consigue sin trabajo. El derecho a la herencia (origen del status social) ha de eliminarse y sustituirse por la colectivización de los bienes. La importancia de la educación . El hombre solo será libre cuando sea capaz de pensar por sí mismo y el mejor medio para conseguirlo es una esmerada instrucción.
26. Pierre Joseph Proudhon (1809-1865) Su influencia se dejó sentir hasta la década de los años 60 del siglo XIX, a partir de la cual alcanzaron más relevancia las ideas de Bakunin y Kropotkin. Aunque muy relacionado con el grupo de los socialistas utópicos, de quien fue contemporáneo, se le considera el fundador del anarquismo. Confió en la vía pacífica y en la ayuda mutua como formas de conseguir la liberación del hombre, siendo ajeno a los anarquistas que alentaron el uso de la violencia. Bakunin (1814-1876) Propuso la colectivización de los medios de producción (capital, tierra, industrias, etc), pero no así de los frutos que se obtienen de ellos. En esto difería de la postura más radical de Kropotkin quien sostenía que dichos frutos también debían ser de propiedad colectiva. Según Bakunin, el Estado y otras instituciones como la Iglesia y el Ejército han de ser reemplazados por una federación de comunas creadas de forma espontánea. Minimizó el papel de los partidos políticos revolucionarios como instrumento de transformación social e igualmente rechazó el juego político parlamentario.
27. Kropotkin (1842-1921) Aristócrata ruso antizarista, muy influido por las ideas de Bakunin. Abogó por una sociedad sin Estado, donde el trabajo intelectual y manual no estuviesen separados y los hombres practicaran el apoyo mutuo , la libertad , la solidaridad y la justicia . Kropotkin alentó la acción de los obreros por la vía sindical, no política, siendo representante del denominado anarcosindicalismo . Como instrumento indispensable para cambiar la sociedad propuso la educación, aunque también ponderó la violencia para conseguirlo.
28. Armas del movimiento obrero: el sindicalismo. Con anterioridad a la industrialización moderna, existieron organizaciones, los gremios , que defendían en el seno de la actividad artesanal a los trabajadores de un determinado oficio. Regulaban la producción y controlaban hasta el más mínimo detalle. Los operarios tenían la oportunidad de ascender en la escala laboral según su pericia y méritos. Frente a esas organizaciones de carácter preindustrial, los sindicatos nacieron como respuesta a los problemas planteados por la mecanización. Representaban a obreros desposeídos de la iniciativa y creatividad en el proceso productivo. La total desprotección de éstos frente a los abusos de los capitalistas los empujó a organizarse en asociaciones para protegerse en caso de enfermedad, paro o inactividad huelguística. Gremios y sindicatos respondían, por tanto, a circunstancias económicas y sociales distintas.
29. A finales del siglo XVIII, en Inglaterra, cuna de la industrialización, nacieron las primeras asociaciones de trabajadores, las llamadas sociedades de ayuda o socorro mutuo . Su objetivo era la unión de los obreros para conseguir mejoras laborales y salariales, operando como cajas de resistencia frente a adversidades como la enfermedad o el desempleo. A finales de ese siglo, por medio de una legislación represiva, las Combination Laws (1799 y 1800), se prohibió todo tipo de asociacionismo obrero, con lo que las organizaciones de trabajadores pasaron a ser ilegales y hubieron de ejercer su actividad clandestinamente. Tras la abolición aquellas leyes (1824), el asociacionismo obrero progresó rápidamente, representado en las Trade Unions. En 1834 Robert Owen reunió varios sindicatos de oficio en la Great Trade Union , alcanzando tal éxito que fue ilegalizado por el gobierno, lo que llevó a los líderes del movimiento obrero a plantearse la necesidad de intentar otras experiencias, en este caso políticas, hecho que se concretó en el cartismo. Los principales instrumentos de presión de que se valieron los sindicatos en sus reivindicaciones fueron la huelga y la insurrección .
30. Los Trade Unions, aunque tolerados, no se constituyeron legalmente hasta 1871 . Durante las siguientes décadas no dejó de aumentar su número y el de sus afiliados, a finales de siglo sumaban más de 2 millones. En el resto de Europa los sindicatos adquirieron importancia a lo largo del último tercio del siglo XIX. Contaban con una cuidada organización, dependencias, financiación y funcionarios propios, constituyéndose en elementos indispensables en las relaciones laborales. Así surgieron, entre otros: en Alemania la Asociación General de Trabajadores Alemanes (1863), en España la Unión General de Trabajadores (UGT, 1888) , en Francia la Confédération Générale du Travail (CGT, 1895), en Estados Unidos el American Federation of Labor (AFL, 1886).
31. Armas del movimiento obrero: los partidos obreros. A partir de 1871, la democratización de los regímenes políticos y la implantación del sufragio general masculino permitieron la aparición de partidos políticos obreros cuyo objetivo era representar al proletariado en los parlamentos nacionales. Normalmente fueron de corte marxista, y siguieron el modelo del que fue primero en establecerse, el partido Socialdemocráta aleman (SPD), fundado en 1875. Pronto surgieron otros como el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), en 1879; el francés Sección Francesa de la Internacional Obrera (SFIO), en 1905, o el Laborista inglés.
32. Las internacionales obreras: Uno de los rasgos distintivos del socialismo de todo signo fue su carácter internacionalista. Carlos Marx y otros pensadores sostenían que, al margen de la nacionalidad a la que perteneciesen, los trabajadores de todo el mundo sufrían los mismos problemas . Era por tanto necesario, aunar esfuerzos, intereses y objetivos para derrotar a la burguesía. Fruto de esa idea, surgieron organizaciones que intentaron servir de enlace entre grupos de trabajadores de diferentes países en pos de la consecución de la revolución universal . De entre estas iniciativas destacaron dos: <ul><li>La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) o Primera Internacional (1864-1876). </li></ul><ul><li>La Segunda Internacional (1889-1914). </li></ul>
33. La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) o I Internacional Obrera : Adoptó como sede la ciudad de Londres y estuvo integrada por asociaciones obreras de variado signo. El encargado de redactar sus estatutos fue Carlos Marx . Las diversas tendencias y sensibilidades que recogió, obstaculizaron en gran medida su funcionamiento. En 1868, a raíz de la incorporación de Bakunin , la AIT sufrió una polarización que condujo a enfrentamientos entre dos tendencias irreconciliables: la anarquista y la marxista. Episodio decisivo en la división del movimiento internacionalista lo constituyó el fracaso de la Comuna de París (1871), experiencia de carácter revolucionario que surgió tras la derrota sufrida por las tropas francesas de Napoleón III frente a Prusia. Como consecuencia, el Segundo Imperio Francés dejó de existir abriendose paso la III República. Durante los primeros meses de ésta, la agitación política y social hicieron estallar en París una revolución que condujo a la instauración de una Comuna obrera. Tras poco más de dos meses de autogestión, las autoridades republicanas reprimieron sangrientamente la Comuna. Aquel fracaso agravó los enfrentamientos en el seno de la Internacional. En el Congreso de La Haya (1872), los anarquistas fueron expulsados de la organización, que pasó a ser controlada por los marxistas hasta su disolución en 1876.
35. La Segunda Internacional Obrera (1889-1916). Fundada en 1889, estableció su sede en Bruselas . Excluidos los anarquistas, adoptó una clara orientación socialista marxista, integrando una serie de partidos socialistas de distintas nacionalidades organizados en una federación. Entre los objetivos fundamentales de la asociación destacó la búsqueda de una legislación que mejorara las condiciones de vida de los trabajadores (subsidios de desempleo, protección social, etc.) y, de forma especial, el empeño en la instauración de la jornada de ocho horas . Signos distintivos de la II Internacional fueron la institución de la jornada del Primero de Mayo como fiesta reivindicativa (Día Internacional del Trabajo), la del 4 de marzo (Día Internacional de la Mujer Trabajadora) y el famoso himno conocido como de la Internacional .
36. Entre los principales problemas a los que hubo de enfrentarse, destacó el de la controversia ideológica de dos grupos: El primero fue el radical , compuesto por marxistas ortodoxos, partidarios de una revolución como fórmula para destruir el capitalismo y cambiar la sociedad. Una de sus principales figuras fue Rosa Luxemburgo . El segundo, más moderado y de carácter reformista, denominado revisionista , pues discutía algunos puntos de la teoría marxista, como el de la lucha de clases o el materialismo histórico. Entre sus representantes destacó E. Bernstein , que preconizaba llegar al socialismo mediante una vía pacífica con la participación de los trabajadores en el juego parlamentario. La Segunda Internacional recibió el golpe de gracia tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, conflicto que fue incapaz de evitar. La clase trabajadora, dividida entre los sentimientos patrióticos y el ideal de solidaridad internacional, optó por los primeros, se enroló en los ejércitos contendientes y abandonó la causa que inspiraba la organización. No pudiendo resolver esa contradicción, en 1916 se disolvía la Internacional.